Este viernes en Tierra Amarga… Zuleyha quiere marcharse para no crear más problemas. Pero Fekeli le dice: “No estás sola, yo te protegeré. Pronto estarás con tus hijos. No te mereces este sufrimiento”. La joven llora una vez más.
Julide quiere ver a uno de los trabajadores de Hatip. La fiscal ha reabierto el caso de Cemgaver. Hatip acude a ver a Julide para decirle que su trabajador ha huido. La fiscal le dice que encontrarán a Rasit. Hatip está muy nervioso, el círculo se estrella cada vez más y es cuestión de tiempo que se descubra la verdad sobre el asesinato.
Yilmaz sigue detenido, los amigos con los que estaba tienen negocios ilegales y creen que él es su cómplice. Los hombres le dicen a la policía que Yilmaz no tiene nada que ver. Fekeli se entera y manda a sus abogados a que los saquen a los tres.
Yilmaz, por fin da con el paradero de Mujgan, pero ya es tarde Mujgan se ha marchado a Estados Unidos, o eso es lo que hacen creer al joven. Yilmaz se queda desolado y regresa pensando que está todo perdido.
Behice llama a su sobrina y le dice que tiene que volver. Mujgan no quiere hacerlo, no quiere vivir bajo el mismo techo que Yilmaz. Behice le contesta: “Pues tendrás que hacerlo, porque Zuleyha está aquí. Demir la echo y Fekeli la trajo aquí. La protege como a una hija. Se ha instalado aquí”.
Yilmaz ya está en el rancho y se encuentra con Zuleyha. Los dos recuerdan tiempos pasados.
“Lloramos mucho. Sufrimos mucho, pero nunca pasamos por algo así. Ya no tengo esperanzas, solo quiero estar con mis hijos”. Yilmaz le dice: “Parece que nuestro destino es estar lejos de ellos. Soñábamos un paraíso juntos y solo tenemos un infierno”.
Cetin escucha una conversación sobre Zuleyha y se enfrenta al hombre que la está insultando. El chico recibe una puñalada.
Mujgan, sin que nadie lo espere, regresa al rancho de Fekeli. Lo primero que dice es: “¿Qué hace ella aquí? Ellos son amantes”. Fekeli sale y le dice que él trajo a Zuleyha, es su casa y lo hizo para protegerla.
Yilmaz se encara con su esposa: “Zuleyha ha estado a punto de morir por tu culpa”. Zuleyha tiene la mirada perdida. Su mente empieza a maquinar su venganza.
La joven entra a escondidas en la habitación de Fekeli y le roba su pistola. Abandona el rancho sin que nadie la vea y, como un autómata, se dirige a la mansión.
Nezire avisa que la joven ha desaparecido y se ha llevado el arma. Todos creen que va a quitarse la vida. Pero todo es bien distinto.
Zuleyha se planta frente a Demir y lo encañona: “Te dije que no volverías a separarme de mis hijos, ahora estoy dispuesta a todo. No tengo fuerzas para lidiar con tu crueldad. Desde el día que te conocí arruinaste mi vida. Se acabó. Ya no podrás arruinar a nadie. Estaré encarcelada, pero tranquila. Vas a morir en este momento sin poder despedirte de tu hija, Demir”.
En el silencio de la noche retumban dos disparos dentro de la mansión. Demir cae al suelo. Zuleyha se despide de sus hijos y la policía la esposa y se la lleva detenida.
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